Lectores
MINISTROS DE LA PALABRA
1. De acuerdo a la más Antigua tradición y enseñanza de la Iglesia, las lecturas, a excepción del Evangelio, son proclamadas por ministros laicos llamados Lectores. La práctica de que ministros ordenados proclamen estas lecturas no es apropiada (Introducción al Leccionario de la Misa #51). El uso de dos lectores – uno para cada lectura – es recomendado. La comunidad parroquial debe esforzarse por tener suficientes lectores entrenados para alcanzar este ideal (Introducción al Leccionario de la Misa #52).
2. El Evangelio es ordinariamente proclamado por el Diácono. En ausencia de un diácono, el sacerdote proclama el Evangelio. En las concelebraciones, otro ministro que no sea el que Preside, proclama el Evangelio (Introducción al Leccionario de la Misa #49, 50; Instrucción General sobre el Misal Romano #59).
3. Los anuncios y/o cualquier otro comentario durante la celebración, son leídos por cualquier otra persona que no sean los lectores. Las Intercesiones Generales pueden Revisado noviembre del 2003 1 ser leídas por el diácono, el cantor, el lector, o cualquier otro (Introducción al Leccionario de la Misa #53).
PROCLAMACION DE LA PALABRA
4. La proclamación de la Palabra de Dios es verdaderamente un ministerio en la Iglesia. Los Lectores ofrecen a la asamblea litúrgica la Palabra de Dios viva. En y a través de ellos, Dios habla a sus fieles reunidos. El ministro de la Palabra, por lo tanto, es tratado seriamente y con gran dignidad.
5. La Palabra de Dios en la liturgia no es simplemente leída. Es proclamada. La proclamación efectiva encierra la transmisión del mensaje con claridad, convicción y ritmo adecuado. La proclamación es un ministerio especial que presupone la fe y a su vez acrecienta la fe en aquellos que escuchan la Palabra proclamada.
6. Lo ideal es que los miembros de la asamblea escuchen la proclamación de las Escrituras y no sigan la lectura en el Misal. En el acto de escucha comunitaria, los fieles experimentan no sólo la unidad entre ellos mismos sino también la presencia de Cristo hablándoles a través de la Palabra (Introducción al Leccionario para la Misa #45). Convenientemente “no hay folletos para que la asamblea siga la lectura, sin embargo, en las puertas frontales se encuentran Misales Dominicales para quienes tienen dificultades auditivas y para aquellos cuyo idioma es diferente del utilizado en la Misa” (Reúnanse Fielmente en Asamblea: Una Guía para la Misa Dominical #52 Cardenal Rogelio Mahony). La escucha no es un momento aislado. Es un modo de vida. Significa apertura a la voz del Señor no sólo en las Escrituras sino en los acontecimientos de nuestra vida diaria y en la experiencia de nuestros hermanos y hermanas. No es solamente mi escuchar sino nuestro escuchar juntos las Palabras del Señor a la comunidad (Fulfilled in Your Hearing: The Homily in the Sunday Assembly #20 National Conference of Catholic Bishops).
REQUISITOS
7. Todos los ministros litúrgicos, especialmente los ministros de la Palabra, deben ser entrenados apropidamente para su ministerio. El ministerio de la Palabra requiere habilidad para la lectura pública, conocimiento de los principios litúrgicos y un entendimiento y amor a las Escrituras. Normalmente, sólo lectores apropiadamente entrenados y encargados deben ser considerados para la liturgia (Introducción al Leccionario de la Misa #55). Cursos de entrenamiento sobre la formación básica del Lector, se ofrecen a través de la Oficina Arquidiocesana del Culto Divino. Una parroquia puede solicitar los nombres de los entrenadores cualificados para lectores y hacer gestiones para el entrenamiento directamente con los entrenadores. Contacte la Oficina del Culto Divino para mayores detalles sobre la certificación de los lectores. Idealmente, las lecturas en los Matrimonios y Funerales son proclamadas por lectores de la parroquia que han sido entrenados apropiadamente. Sin embargo, por razones pastorales, miembros de la familia o amigos pueden realizar este ministerio. La parroquia debe proveer asistencia y orientación de modo que la Palabra de Dios sea proclamada con claridad y dignidad.
8. Los Lectores han de ser totalmente iniciados en la vida sacramental, católicos, cuyas vidas testimonian la Palabra que proclaman. En ocasiones especiales y por razones pastorales, un joven que aún no está totalmente iniciado (p. e., no confirmado todavía) puede Revisado noviembre del 2003 2 servir como lector durante la liturgia. Se espera un entrenamiento adecuado para este ministro.
9. Normalmente, los lectores han de ser facultados para su ministerio, de preferencia en una misa dominical. El rito para este encargo se encuentra en el (Bendicional, Capítulo V, p. 177).
10. Aquellos que ya han sido facultados como lectores deben participar periódicamente en programas de enriquecimiento, tales como clases de enriquecimiento para lectores ofrecidas por la Oficina del Culto Divino, cursos bíblicos, Instituto de la Biblia, y otros talleres sobre la Escritura y/o técnicas de proclamación.
PREPARACION
11. En orden a que el servicio de la Palabra pueda ser efectivo, se espera que todos los lectores sean preparados para su ministerio. La preparación ha de ser espiritual, escriturística y práctica. La preparación espiritual incluye la oración sobre el texto y la reflexión sobre su mensaje. La preparación escriturística incluye el entendimiento del texto y la interpretación suficiente del mismo de modo que evoque una respuesta de la asamblea. La preparación práctica incluye el dominio de palabras difíciles, aprendizaje de la pronunciación correcta y práctica de la entrega del texto en voz alta, de preferencia en presencia de alguien que sea capaz de criticar la entrega. Es inaceptable el apresurarse a la sacristía justo antes de la Misa para “ver las lecturas” (Introducción al Leccionario para la Misa #55). Los lectores de cada domingo han de esforzarse por ser parte del grupo que se reúne con los predicadores temprano en la semana, “digamos, los lunes en la tarde para leer, orar con y hablar de la Escritura de la siguiente semana” (Reúnanse Fielmente en Asamblea #58). Las lecturas del año litúrgico para cada domingo y día entre semana, puede encontrarse en la página web de la Conferencia Episcopal Católica de los Estados Unidos en: www.usccb.org
12. Se espera la inmediata preparación de todos los lectores. Esto exige que lleguen al menos 15 minutos antes de la liturgia, localizar las lecturas en el Leccionario, arreglar los micrófonos, cerciorarse de que el equipo de sonido está funcionando adecuadamente y atender cualquier otra obligación que de ellos se requiera en la parroquia. Si a los lectores correspondiese leer las Intercesiones Generales, éstas deben ser revisadas antes de que la liturgia comience.
Contacto:
Irene Estrada (626) 589-4146